Fernando Arizaga
Más que corazones,
sufriendo junto al hombre.
La mirada del ausente
latiendo por la tarde,
desangeladas en la noche.
Lastimosas, indiferentes.
Más que corazones,
se derrama allí quieta la espalda.
Ante el empedrado
ahora, entre boletos de tren usados
ahora todo lo comprendo.
El filo de la espada
el tiempo nos sigue nombrando.
Más que corazones, enigmas
en el instante justo
abrazados y latiendo.
Ya olvidé mi voz,
pero siento muchas otras
memorias para siempre.
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