Emmanuel Sticchi.
Revelar la realidad implica denunciarla.
Eduardo Galeano.
Una y otra vez los músicos en América Latina son los elegidos por la
historia para dar testimonio de los profundos hiatos que presentan sus
sociedades. Dejar constancia de los derramamientos de sangre, los conflictos
sociales y los reclamos de aquellos que quedaron al margen de todo. Darle voz a
los excluidos. Algunas veces desde la agudeza de sus letras y reflexiones,
otras desde la fusión de ritmos, géneros y estilos. Los trovadores de la
modernidad. Los músicos, poetas, compositores e intérpretes, son la memoria de
América Latina. Férreos trabajadores de la cultura.
A Jorge Fandermole podemos considerarlo un gran obrero dentro de su
comunidad, un gran trabajador por el desarrollo cultural de su región. Nacido
en Pueblo Andino, provincia de Santa Fe, en 1956. Comenzó a tocar la guitarra
de niño, descubriendo su gusto por la canción popular y el folklore. Fue integrante
de coros y de grupos de experimentación vocal e instrumental; con repertorios que
reunían tanto géneros rurales como géneros y ritmos urbanos.
Pero paralelamente a su desarrollo como compositor e intérprete, Fandermole
fue construyendo un camino ligado a la educación musical, a la cultura y a la
difusión y defensa de las expresiones populares. En 1899 fundó, junto a otros
músicos, la Escuela de Músicos de Rosario, un proyecto educativo basado en la
creación y producción artística a través de la música popular. Durante los años
90 fue Director de Área de Cultura de la Secretaría de Cultura, Educación y
Turismo de la Municipalidad de Rosario. Su deseo por el crecimiento cultural de
su provincia y por el acercamiento de los más jóvenes a la música tradicional
argentina, lo llevó a tener siempre una activa participación social, ya sea
como músico, como docente, como funcionario o como retratista social a través
de sus letras.
Fandermole recuerda, en una canción que tituló "Junio", a los activistas
Maximiliano Kosteki y Darío Santillán, muertos a manos de policía bonaerense durante
una brutal represión en Avellaneda en 2002, durante el gobierno del
expresidente Eduardo Duhalde. Una vez más la realidad se coló por todas partes,
la historia escribió otro capítulo negro, nuevamente la sangre de los jóvenes
fue derramada. Sin embargo, la lucha de esos dos muchachos y su violento
asesinato quedaron para siempre en el recuerdo de los argentinos, como también
para siempre plasmados en la letra de canción que Jorge Fandermole les dedica
como homenaje.
La juventud y el afán por el
cambio, la música como medio para la transformación, para la denuncia. Herencia
latinoamericana, una y otra vez, la juventud en marcha. Ruddy Toledo Micó,
Mercedes Silvia Pupo y Beatriz Bertolí Velazquez explican el surgimiento de “la
nueva canción latinoamericana”, a finales de la década del 50, como producto de
la realidad social del momento y del despertar político: “Originada a partir de
dos líneas musicales -la folklórica y la música popular urbana- los músicos y
los poetas tenían los mismos ideales de emancipación socioeconómica y cultural
producto de la coyuntura histórica latinoamericana. Sus integrantes componen y
cantan a la particular realidad del momento utilizando ritmos propios de la
región.”[1]
América Latina es sueño, es lucha, sangre y lodo. Son sus
músicos y poetas, sus trovadores. Quienes van a contrapelo de la historia,
desafiando a la academia y a la historia oficial y hegemónica. Dice Eduardo
Galeano respecto a la poesía de la música popular latinoamericana y su valor
estético: “El hecho de que los poemas de Chico Buarque, Quizás el mejor poeta
joven del
Brasil, anden de boca en boca, tarareados por las calles, ¿disminuye su mérito y rebaja su categoría? ¿La poesía sólo vale la pena cuando se edita aunque sea en tirajes de mil ejemplares? La mejor poesía uruguaya del siglo pasado –los ‘cielitos’, de Bartolomé Hidalgo- nació para que la acompañaran las guitarras, y sigue viva en el repertorio de los trovadores populares.”[2]
Brasil, anden de boca en boca, tarareados por las calles, ¿disminuye su mérito y rebaja su categoría? ¿La poesía sólo vale la pena cuando se edita aunque sea en tirajes de mil ejemplares? La mejor poesía uruguaya del siglo pasado –los ‘cielitos’, de Bartolomé Hidalgo- nació para que la acompañaran las guitarras, y sigue viva en el repertorio de los trovadores populares.”[2]
América Latina ha salido desarrollar una poderosa
personalidad autónoma. Su principal desafío durante el siglo XX fue conseguir
elaborar una propia óptica desde donde mirar, desde donde pensar el mundo y sus
propios conflictos e intereses. Parte crucial de esa larga y ardua lucha por la
emancipación, son los obreros de la cultura popular. Los trovadores
latinoamericanos de la modernidad, apostando al desarrollo de una cultura
local, que cuente nuestra historia en primera persona.
[1] TOLEDO MICÓ, Ruddy; SILVA PUPO, Mercedes; BÉRTOLI VELÁZQUEZ, Beatriz: "El arte como expresión de la identidad cultural en América Latina", en el sitio Enfocarte.com, [En línea], http://www.enfocarte. com/4.24/pensamiento3.html, [27 de Octubre de 2012].
[2] GALEANO, Eduardo: “Diez errores o mentiras frecuentes sobre literatura y
cultura en América Latina”, Nueva
Sociedad, Nº 56-57, Noviembre-Diciembre 1989, p. 65-78.
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