viernes, 2 de noviembre de 2012

Los Trovadores


Emmanuel Sticchi.



Revelar la realidad implica denunciarla.
Eduardo Galeano.

Una y otra vez los músicos en América Latina son los elegidos por la historia para dar testimonio de los profundos hiatos que presentan sus sociedades. Dejar constancia de los derramamientos de sangre, los conflictos sociales y los reclamos de aquellos que quedaron al margen de todo. Darle voz a los excluidos. Algunas veces desde la agudeza de sus letras y reflexiones, otras desde la fusión de ritmos, géneros y estilos. Los trovadores de la modernidad. Los músicos, poetas, compositores e intérpretes, son la memoria de América Latina. Férreos trabajadores de la cultura.
A Jorge Fandermole podemos considerarlo un gran obrero dentro de su comunidad, un gran trabajador por el desarrollo cultural de su región. Nacido en Pueblo Andino, provincia de Santa Fe, en 1956. Comenzó a tocar la guitarra de niño, descubriendo su gusto por la canción popular y el folklore. Fue integrante de coros y de grupos de experimentación vocal e instrumental; con repertorios que reunían tanto géneros rurales como géneros y ritmos urbanos.
Pero paralelamente a su desarrollo como compositor e intérprete, Fandermole fue construyendo un camino ligado a la educación musical, a la cultura y a la difusión y defensa de las expresiones populares. En 1899 fundó, junto a otros músicos, la Escuela de Músicos de Rosario, un proyecto educativo basado en la creación y producción artística a través de la música popular. Durante los años 90 fue Director de Área de Cultura de la Secretaría de Cultura, Educación y Turismo de la Municipalidad de Rosario. Su deseo por el crecimiento cultural de su provincia y por el acercamiento de los más jóvenes a la música tradicional argentina, lo llevó a tener siempre una activa participación social, ya sea como músico, como docente, como funcionario o como retratista social a través de sus letras.
Fandermole recuerda, en una canción que tituló "Junio", a los activistas Maximiliano Kosteki y Darío Santillán, muertos a manos de policía bonaerense durante una brutal represión en Avellaneda en 2002, durante el gobierno del expresidente Eduardo Duhalde. Una vez más la realidad se coló por todas partes, la historia escribió otro capítulo negro, nuevamente la sangre de los jóvenes fue derramada. Sin embargo, la lucha de esos dos muchachos y su violento asesinato quedaron para siempre en el recuerdo de los argentinos, como también para siempre plasmados en la letra de canción que Jorge Fandermole les dedica como homenaje.
La juventud y el afán por el cambio, la música como medio para la transformación, para la denuncia. Herencia latinoamericana, una y otra vez, la juventud en marcha. Ruddy Toledo Micó, Mercedes Silvia Pupo y Beatriz Bertolí Velazquez explican el surgimiento de “la nueva canción latinoamericana”, a finales de la década del 50, como producto de la realidad social del momento y del despertar político: “Originada a partir de dos líneas musicales -la folklórica y la música popular urbana- los músicos y los poetas tenían los mismos ideales de emancipación socioeconómica y cultural producto de la coyuntura histórica latinoamericana. Sus integrantes componen y cantan a la particular realidad del momento utilizando ritmos propios de la región.”[1]
América Latina es sueño, es lucha, sangre y lodo. Son sus músicos y poetas, sus trovadores. Quienes van a contrapelo de la historia, desafiando a la academia y a la historia oficial y hegemónica. Dice Eduardo Galeano respecto a la poesía de la música popular latinoamericana y su valor estético: “El hecho de que los poemas de Chico Buarque, Quizás el mejor poeta joven del
Brasil, anden de boca en boca, tarareados por las calles, ¿disminuye su mérito y rebaja su categoría? ¿La poesía sólo vale la pena cuando se edita aunque sea en tirajes de mil ejemplares? La mejor poesía uruguaya del siglo pasado –los ‘cielitos’, de Bartolomé Hidalgo- nació para que la acompañaran las guitarras, y sigue viva en el repertorio de los trovadores populares.”[2]
América Latina ha salido desarrollar una poderosa personalidad autónoma. Su principal desafío durante el siglo XX fue conseguir elaborar una propia óptica desde donde mirar, desde donde pensar el mundo y sus propios conflictos e intereses. Parte crucial de esa larga y ardua lucha por la emancipación, son los obreros de la cultura popular. Los trovadores latinoamericanos de la modernidad, apostando al desarrollo de una cultura local, que cuente nuestra historia en primera persona.   




[1] TOLEDO MICÓ, Ruddy; SILVA PUPO, Mercedes; BÉRTOLI VELÁZQUEZ, Beatriz:  "El arte como expresión de la identidad cultural en América Latina", en el sitio Enfocarte.com, [En línea], http://www.enfocarte.com/4.24/pensamiento3.html, [27 de Octubre de 2012].
[2] GALEANO, Eduardo: “Diez errores  o mentiras frecuentes sobre literatura y cultura en América Latina”, Nueva Sociedad, Nº 56-57, Noviembre-Diciembre 1989, p. 65-78.  

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